Medellín entre los años 60s y 70s, vivió un fuerte proceso de explosión urbana. Se fue ocupando con nuevos habitantes que llegan huyendo de la violencia partidista y en busca de mejores oportunidades para vivir. Este proceso fue acelerado y la ciudad fue incapaz de asumir esas masas migratorias campesinas.
Así, los recogió con indiferencia dejándolos a su suerte en la periferia, allí en las laderas oriental y occidental. Los nuevos “ciudadanos” construyeron otra ciudad, con su propio esfuerzo, con sus propias manos. Olvidados por el Estado, se convirtieron en los desplazados de los desplazados, de los del campo y desplazados de un proyecto de ciudad. Para los años 80s Medellín presentó cambios profundos a nivel económico, social y cultural.
Fue la década de la crisis financiera, lo cual repercutió fuertemente, en las empresas Antioqueñas tradicionales. Como consecuencia, se dio un aumento del desempleo, que junto con la aparición del narcotráfico se constituyeron en agentes desestabilizadores, suscitando un conflicto de grandes magnitudes en la ciudad.
Fue la época en la que se intensificó, eso que muchos investigadores han llamado “la guerra sucia”. Empezaron a aparecer diversas formas de violencia, tanto en el ámbito rural como urbano. Surgieron los grupos de justicia privada, las milicias, el sicariato.
Este ritmo abigarrado y desesperanzador exigió una nueva expresividad musical. El rock era el sonido a imponerse, con el que una gran cantidad de jóvenes se identificaron. Pero además, hijo de éste, nacía una vertiente, que como todo hijo se declaraba rebelde y aun más contestataria y viseral, era la “generación punk”. En los barrios populares, en particular, este nuevo lenguaje cayó como anillo al dedo a una juventud obligada a sobrevivir en condiciones hostiles con déficit de vivienda, de salud, de educación.
De repente y de la nada surgieron grupos tales como Mutantex, Pestes, P-ene, No, Pichurrias, NN, Futuro Simple, entre otros. El sonido de estas bandas era crudo y furioso, improvisado y de mala calidad, dado los escasos recursos con que se contaban. Pero era un sonido autentico. En este contexto… En 1987, cuatro jóvenes del barrio Castilla deciden conformar un grupo punk y toman como nombre lo que más representaba su forma de asumir la realidad, es así como se bautizan Desadaptadoz.
*Desadaptadoz mas que un nombre, es un concepto, un estado del espíritu, un estado de animo, un color, una actitud, un modo de vida, es la prolongación sonora de los cuerpos asesinados, torturados y desaparecidos, es un grupo que se resiste a callar.
Buscamos trascender el medio artístico, nuestro objetivo es mas social y humano , la música es una herramienta para lograr un cambio social, hemos practicado la solidaridad de hecho (no en palabras) y cooperativismo frente a muchos grupos y causas sociales; por eso hemos participado y organizado diferentes eventos políticos culturales con recreación infantil, performances, tomas musicales callejeras, conciertos con géneros musicales como el punk, reggae, hip-hop, música andina colombiana, música social entre otros géneros.
Hemos organizado presentaciones de grupo de teatro, lecturas de poesía, todo ello sin animo de lucro, la auto gestión, sin apoyo institucional u oficial, siempre con la intención de propiciar espacios de integración barrial alternativos que ayuden a construir sociedad, comunidad, insistiendo en la necesidad de abrir espacios de participación para los jóvenes de los sectores populares.
Le apostamos a la subversión no a la subvención somos un grupo anti-comercial que pensamos que el arte es mas que nunca urgente para una sociedad construida en la exclusión, una sociedad desencantada, alienada, por procesos como la globalización, y el conflicto armado del país que ha ido paulatinamente copando espacios de la vida cotidiana.
Creemos que el punk es un rechazo que se organiza alrededor de un modo de expresión privilegiado que es la música, privilegiado porque toma de otros modos de expresión como la pintura, el grafismo, el teatro, la poesía etc. En este sentido nos interesa el teatro la pintura, la poesía sus posibilidades expresivas, libertarias y subversivas, creemos en un contra lenguaje, tomamos la palabra, el gesto (cuerpo) la poesía como armas expresivas desde las cuales damos nuestras propias vibraciones del mundo que nos rodea, estas son herramientas para afirmar la vida ante la marcha de la muerte, para luchar contra las fuerzas que nos anulan, capitalismo y estado.
* Información correspondiente a documentos y página Web entregada por el grupo.